SIN DISCURSO

In the intimate and cozy setting of Café Miau, my favorite café in Madrid, the exhibition Sin Discurso came to life — a space where each image whispers its own story. The show brought together unique pieces or works from limited series, created with a delicate balance of aesthetic sensitivity and technical precision.

Each artwork was carefully printed on aluminum dibond, matte or glossy acrylic, or Fine Art Hahnemühle paper, chosen to preserve and enhance the light and essence of each image, creating formats that dialogue with the space and the gaze of the viewer.

The presentation of each piece has been designed with the same care, ensuring that its form and finish accompany the experience of contemplation. Some works feature hand-applied touches of bright watercolor, like Rosa de San Mateo and Casa de la Música, becoming tiny, one-of-a-kind miracles where the artist’s hand leaves a living trace.

Among the pieces, there were works that were part of collective exhibitions, such as Rosa de San Mateo at Galería Manuel Ojeda (Las Palmas de Gran Canaria) and Carta at Galería Pitijopos (Sanlúcar de Barrameda), moments that already lived their own story before joining this collection.

Each image presented was an invitation to pause time, to breathe and let the subtle beauty that dwells in everyday life and light surround you, guiding you into a moment of calm, reflection, and connection — as if stepping into a little story made of light and color.

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En el íntimo y acogedor espacio de Café Miau, mi café favorito en Madrid, nació la exposición Sin Discurso, un lugar donde cada imagen susurraba su propia historia. La muestra reunía piezas únicas o pertenecientes a series limitadas, creadas con el delicado equilibrio entre sensibilidad estética y rigor técnico.

Cada obra ha sido cuidadosamente impresa en aluminio dibond, metacrilato mate o brillante, o papel Fine Art Hahnemühle, seleccionando materiales que preservan y realzan la luz y esencia de cada imagen, creando formatos que dialogan con el espacio y la mirada de quien las contempla.

La presentación de cada pieza ha sido pensada con igual cuidado, buscando que su forma y acabado acompañen la experiencia de contemplarla. Algunas obras han recibido intervenciones manuales con acuarela brillante, como Rosa de San Mateo y Casa de la Música, convirtiéndose en pequeños milagros irrepetibles donde la mano del artista deja su huella viva.

Entre las piezas destacan obras que han formado parte de exposiciones colectivas, como Rosa de San Mateo en la Galería Manuel Ojeda (Las Palmas de Gran Canaria) y Carta en la Galería Pitijopos (Sanlúcar de Barrameda), momentos que ya vivieron su propia historia antes de llegar a esta colección.

Cada imagen presentada era una invitación a detener el tiempo, a respirar y dejar que la belleza sutil que habita en lo cotidiano y en la luz nos envuelva, guiándonos a un instante de calma, reflexión y conexión, como si entraras en un pequeño cuento hecho de luz y color.